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El baobab es como un gran hotel para miles de seres vivos que lo habitan, lo alimentan y lo engullen, como pájaros, rapaces, lechuzas, los pinzones o tejedores-búfalo de pico rojo, roedores como el galago (bushbaby), culebras, monos, escorpiones e insectos.
 
Este árbol único no solo es un símbolo cultural y espiritual, sino que también juega un papel crucial en la conservación del medio ambiente, siendo fuente de alimento, medicina y agua en las regiones más áridas del planeta. 
Su distribución en África abarca países como Senegal, Gabón, República Centroafricana, Zaire, Nigeria, Mali, Ghana, Togo, Congo, Sudán, Eritrea, Kenia, Tanzania, Mozambique, Angola y Madagascar, donde se encuentra en su hábitat natural.
El Baobab es un árbol imponente, longevo y es considerado sagrado por muchas culturas ancestrales africanas. Su apariencia peculiar ha inspirado la creencia de que crece al revés, como si sus raíces estuvieran en el aire, diferenciándolo de cualquier otro árbol en el mundo. Sus flores efímeras  solo duran entre 12 y 24 horas y los frutos, carnosos de formas variadas, cubiertos por una cáscara peluda, son consumido por las poblaciones africanas y por animales como elefantes y monos.

El Baobab (Adansonia digitata), comúnmente conocido como el «árbol plantado al revés», es un majestuoso árbol tropical perteneciente a la familia de las Bombacáceas, que incluye unas 150 especies, en su mayoría originarias de las regiones tropicales. Entre sus parientes más conocidos se encuentran el Durian (Durio zibethinus) y el Zapote (Matisia cordata). Este árbol crece de manera espontánea en África, Madagascar y Australia, donde ha capturado la fascinación de diversas culturas.

Los africanos lo llaman «Árbol Mágico», «Árbol Farmacia» o «Árbol de la Vida», nombres que reflejan su gran valor cultural y medicinal. El nombre de baobab tiene su origen en el latín medieval bahobab, que a su vez deriva del árabe ﺑﻬﺒﺐ (buhibab), que significa «padre de muchas semillas»  (en cunato el fruto tiene muchas semillas). Este árbol tiene una vida extremadamente longeva: mientras que la mayoría de los Baobabs viven alrededor de 5,000 años, algunos ejemplares en África han superado este tiempo, convirtiéndolos en testigos vivientes de la historia. Su valor sagrado es respetado por las comunidades africanas, y solo los «sabios» tienen el privilegio de trepar a sus ramas para recolectar sus frutos y hojas.

Este «gigante solitario» puede alcanzar hasta los 20 metros de altura y un diámetro de 12 metros. Una de sus características más impresionantes es su capacidad para almacenar hasta 100,000 litros de agua en su tronco, agua que se mantiene naturalmente limpia debido a que la corteza impide la penetración de contaminantes. Los Baobabs crecen preferentemente en suelos arenosos y calcáreos, adaptándose bien a climas cálidos, soportando la sequía y los vientos fuertes con gran resistencia.

La presencia de Baobabs fuera de África se debe a los antiguos navegantes y comerciantes árabes, franceses y portugueses, quienes exportaron los frutos a diversas partes del mundo. Hoy en día, podemos encontrar estos impresionantes árboles en lugares tan distantes como Arabia, Australia, el Caribe (Cuba y Haití), Florida, Nueva Zelanda, Filipinas, las Antillas e incluso en Europa, concretamente en Alicante, España.

Mapa distribución endémica Adansonia Digitata

Adansonia digitata fue descrita por Carlos Linneo y se considera que fue publicado originalmente en el apéndice de Species Plantarum 2, 1190, en 1753.

Actualmente en África las Adansonias más grandes y viejas han comenzado a caer o a morir. Se han reportado sólo 9 de los 13 que se tenía seguimiento, y 5 de los 6 más grandes han muerto o han caído.

En 2016 una de las Adansonias más viejas y memorables de Botsuana cayó. Este sólo registraba un 40 del 70 % de agua que tienen las Adansonias saludables.​ Se cree que la posible razón de esta desconocida muerte es el cambio climático

La flor del baobab es grande, efímera, ya que solo dura entre 12 y 24 horas. Se abre al atardecer y desprende un aroma intenso, que puede ser dulce o algo desagradable según la especie. Su color suele ser blanco o crema, con pétalos suaves y delicados que rodean un prominente racimo de estambres largos y finos, lo que le da una apariencia esponjosa y elegante.

Estas flores cuelgan de largos pedúnculos y son polinizadas principalmente por murciélagos, polillas y pequeños insectos. 

Las hojas del baobab son caducas y varían en forma según la edad del árbol. En los ejemplares jóvenes, suelen ser simples, mientras que en los árboles adultos son compuestas y digitadas. Su color es verde brillante y tienen una textura ligeramente carnosa.

Durante la estación seca, el baobab pierde sus hojas para reducir la transpiración y conservar agua en su tronco, mientras que en la temporada de lluvias, vuelve a brotar con un follaje exuberante.